Random Access Magic

Puerta

La casa en que crecí era grande y oscura. Sus pasillos eran largos y estaban llenos de puertas. Una de ellas la recuerdo con absoluta claridad. De lustrosa madera de roble y decorada con motivos florales, la puerta de mi hermano era una auténtica obra de arte.

Solíamos corretear juntos por el jardín, viviendo innumerables aventuras. Nos gustaba recorrer sigilosos los rincones de la oscura mansión, jugando a buscar espíritus. Por la noche volvíamos a nuestras habitaciones y cerrábamos la puerta con llave.

Cada mañana yo me despertaba con el sol e iba a buscar a mi hermano con una sonrisa en la cara. Llamaba tres veces a la bella puerta al final del pasillo y él no tardaba en gritarme un somnoliento «Ya voy». Yo esperaba y me dedicaba a contemplar las veteadas enredaderas, así como las rosas y los lirios tallados con maestría. Era para mí un juego encontrar algún nuevo matiz, algún detalle que hubiese pasado por alto o incluso cualquier muesca o desperfecto en la madera.

Creo que aún hoy podría dibujar cada línea de ese tallado a la perfección.

Una mañana llamé a la puerta y esperé, pero mi hermano no respondió. Volví a hacerlo mientras admiraba los lirios, en vano. Volví a probar suerte al día siguiente, y al próximo. Llamaba y observaba las rosas. Nada. Gritaba su nombre y pedía que viniese a jugar, pero él permanecía en silencio.

Algunas noches, después de refugiarme en mi habitación, oía abrirse su puerta. El pestillo al descorrerse, los chirriantes goznes, la madera arrastrándose contra el suelo. Nunca me atreví a salir a su encuentro.

En algún momento dejé de llamarlo cada mañana. Conforme pasaron los meses me acostumbré a la soledad de la casa. Con el tiempo aprendí a ignorar las embestidas que asolaban mi puerta cada noche. Llegó un día en que el resonante golpe de la puerta de roble al cerrarse, justo antes del amanecer, ya no me despertaba.

Siempre he echado de menos a mi hermano. No pasa un día en que no piense en nuestra antigua casa, en su ancho jardín, sus largos pasillos y en esa bella puerta de madera de roble, con sus lirios, rosas y enredaderas.

#relato